Las paredes ya no hablan
Están limpias.
Como el valor, como las ganas de luchar.
Como nuestros bolsillos.
El grafitero ya no escribe.
¿Dónde está?
Lo buscaré.
Cuando lo encuentre
le pediré que rompa nuestras mansas miradas,
que sacuda a golpe de espray negro
la cabeza de los sin cabeza,
la conciencia de los inconscientes,
el miedo y la corrupción.
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